lunes, 9 de diciembre de 2013

El AW perdiò ante el Heidenhein 1846 por 1 a 0

Un partido que se escapó por poco con un equipo armado a los apurones

Cada final de campeonato conlleva varios contratiempos que el Auf en su tercera temporada ininterrumpida conoce bien: lesiones, suspensiones, deserciones y esposas rabiosas que piden a gritos actividades de fin de semana que no incluyan esposos muertos de cansancio.
Todo  esto pasó en la anteúltima fecha, en la que faltaron, entre otros, Pikín, Dieguito y Fede.  Y Ariel sufrió los avatares de no tener alguien que lo despierte.  Al agotar la cantera de inferiores, el recurso fue utilizar a los vitalicios: un viejo conocido como Forlani, ahora en su rol de número nueve, y un nuevo D’Aquila –que también tenía partidos en primera del Auf-, esta vez el padre de los dos energúmenos que juegan habitualmente.
El armado de la formación inicial se hizo entre todos y se decidió privilegiar características individuales por sobre el dibujo.  Se optó por primera vez por una línea de tres en el fondo, con Juanma, Alejo y Gabi; tres en el medio (Lichi, Mauro y Nacho); dos “externos” (Luis y Edu) y la veteranía arriba.
La premisa en la charla previa fue muy clara: solidaridad y determinación para disfrutar el partido y tratar de conseguir los tres puntos.  La actitud fue clave y el desarrollo del partido, aún cuando difícil, fue favorable para el equipo, que defendió muy bien y contó con chances claras como para llevarse el match.  Entre el cansancio y el infortunio,  a cinco minutos del final  llegó el gol que sellaría la derrota, producto de un corner.
De todas formas el balance fue positivo, y constructivo, si se mantienen los valores de fondo para construir un mejor equipo de cara a la temporada 2014.

Miguel (5,5): tuvo un par de muy buenas tapadas.  En las salidas, equivocó el camino diseñado por el entrenador.  La pelota del gol entró en un ángulo, lejos de sus guantes nuevos.

Gabi (6): si bien no tuvo tanto trabajo como el sector izquierdo, tuvo que laburar mucho para conservar el orden.  No pudo hacer gala de su buen manejo.

Alejo (6,5): sacó de arriba y de abajo. Ordenó bien la línea de tres, incluso para muchas veces jugar al achique.  Contó con su chance habitual de cabeza (él mismo se lamentó diciendo “esta era fácil”) y a eso le sumó una con los pies, que pegó en el palo y salió.

Juanma (6,5): junto con Nacho, el pimer tiempo fue de gran sacrificio y entrega.  Por la disposición de las dos líneas de tres, iban a tener mucho trabajo.  Pero eso se profundizó al enfrentar un equipo en el que por lo menos cinco jugadores podían cambiar de frente con facilidad –cosa no habitual en la liga.  De todas formas, se asumió la tarea y se defendió casi sin fallas.  Y el segundo tiempo continuó con la habitual entrega.

Lichi (4): los avatares de la noche anterior –en la que tuvo que trabajar y se descontroló un poco- le pasaron factura por primera vez en el campeonato.  Abatido de entrada, encima le tocó un partido atípico, en el que hubo que correr mucho y le tocó un compañero de banda (Edu) que no está acostumbrado a jugar en esa posición.  Para colmo de males, dos terribles ampoyas en los pies le impide caminar con normalidad.

Mauro (6): se bancó como pudo la mitad de la cancha solo.  Justo en el partido que más dispuesto estuvo a combinar por abajo, no tuvo los socios adecuados.  Pero recuperó ritmo de otros tiempos.

Nacho (6,5): sacrificado como nunca, en el primer tiempo junto con Juanma corrió a dos , tres y hasta cuatro rivales a la vez.  Como Lichi, sufrió la dificultad del “externo” (Luis en este caso) en acoplarse.  En el segundo tiempo  tuvo más la pelota en los pies, recibió varias faltas e hizo una gran jugada desde la mitad de la cancha pasando a tres –caño incluído- que terminó con una falta cerca del área, pobremente ejecutada por Mauro.

Edu (4,5): toda su voluntad no lo ayudó en la dificultad que le generó su posición en la cancha.  Entró poco en juego, recuperó menos y no pudo hacer lo que mejor sabe

Luis (5): tuvo un buen primer tiempo,  pero sus problemas de conducta lo llevaron a equivocarse y por tanto dejar un poco en banda a sus compañeros que estaban haciendo un gran esfuerzo.  En el segundo fue la carta que más pesó en ataque.

Salvador D’Aquila (6): aplicado y ordenado, cumplió con su misión de hacer sombra en todas las salidas por la izquierda.  Con la pelota, siempre la pasó a un compañero.  Y se llevó un souvenir en la pierna izquierda que mantiene una semana después.  Nada mal para un tipo que ya pasó los sesenta.

Damián Forlani (6) En el primer tiempo dio lo mejor, aguantando un par de pelotas e incluso sirviendo alguna habilitación.  Ya en el segundo, el calor pasó factura y salió reemplazado.


Ariel (5): más allá de la penalización por llegar tarde, el cambio aportó frescura para un equipo en el que las piernas empezaban a fallar.

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