Un partido que se escapó por poco con un equipo armado a los apurones
Cada final de campeonato conlleva varios contratiempos
que el Auf en su tercera temporada ininterrumpida conoce bien: lesiones,
suspensiones, deserciones y esposas rabiosas que piden a gritos actividades de
fin de semana que no incluyan esposos muertos de cansancio.
Todo esto pasó
en la anteúltima fecha, en la que faltaron, entre otros, Pikín, Dieguito y
Fede. Y Ariel sufrió los avatares de no
tener alguien que lo despierte. Al
agotar la cantera de inferiores, el recurso fue utilizar a los vitalicios: un
viejo conocido como Forlani, ahora en su rol de número nueve, y un nuevo
D’Aquila –que también tenía partidos en primera del Auf-, esta vez el padre de
los dos energúmenos que juegan habitualmente.
El armado de la formación inicial se hizo entre todos
y se decidió privilegiar características individuales por sobre el dibujo. Se optó por primera vez por una línea de tres
en el fondo, con Juanma, Alejo y Gabi; tres en el medio (Lichi, Mauro y Nacho);
dos “externos” (Luis y Edu) y la veteranía arriba.
La premisa en la charla previa fue muy clara:
solidaridad y determinación para disfrutar el partido y tratar de conseguir los
tres puntos. La actitud fue clave y el
desarrollo del partido, aún cuando difícil, fue favorable para el equipo, que
defendió muy bien y contó con chances claras como para llevarse el match. Entre el cansancio y el infortunio, a cinco minutos del final llegó el gol que sellaría la derrota,
producto de un corner.
De todas formas el balance fue positivo, y
constructivo, si se mantienen los valores de fondo para construir un mejor
equipo de cara a la temporada 2014.
Miguel (5,5): tuvo un par de muy buenas tapadas. En las salidas, equivocó el camino diseñado
por el entrenador. La pelota del gol
entró en un ángulo, lejos de sus guantes nuevos.
Gabi (6):
si bien no tuvo tanto trabajo como el sector izquierdo, tuvo que laburar mucho
para conservar el orden. No pudo hacer
gala de su buen manejo.
Alejo
(6,5): sacó de arriba y de abajo. Ordenó bien la
línea de tres, incluso para muchas veces jugar al achique. Contó con su chance habitual de cabeza (él
mismo se lamentó diciendo “esta era fácil”) y a eso le sumó una con los pies,
que pegó en el palo y salió.
Juanma (6,5): junto con Nacho, el pimer tiempo fue de gran sacrificio y
entrega. Por la disposición de las dos
líneas de tres, iban a tener mucho trabajo.
Pero eso se profundizó al enfrentar un equipo en el que por lo menos
cinco jugadores podían cambiar de frente con facilidad –cosa no habitual en la
liga. De todas formas, se asumió la
tarea y se defendió casi sin fallas. Y
el segundo tiempo continuó con la habitual entrega.
Lichi (4):
los avatares de la noche anterior –en la que tuvo que trabajar y se descontroló
un poco- le pasaron factura por primera vez en el campeonato. Abatido de entrada, encima le tocó un partido
atípico, en el que hubo que correr mucho y le tocó un compañero de banda (Edu)
que no está acostumbrado a jugar en esa posición. Para colmo de males, dos terribles ampoyas en
los pies le impide caminar con normalidad.
Mauro (6):
se bancó como pudo la mitad de la cancha solo.
Justo en el partido que más dispuesto estuvo a combinar por abajo, no
tuvo los socios adecuados. Pero recuperó
ritmo de otros tiempos.
Nacho (6,5):
sacrificado como nunca, en el primer tiempo junto con Juanma corrió a dos ,
tres y hasta cuatro rivales a la vez.
Como Lichi, sufrió la dificultad del “externo” (Luis en este caso) en
acoplarse. En el segundo tiempo tuvo más la pelota en los pies, recibió varias
faltas e hizo una gran jugada desde la mitad de la cancha pasando a tres –caño
incluído- que terminó con una falta cerca del área, pobremente ejecutada por
Mauro.
Edu (4,5):
toda su voluntad no lo ayudó en la dificultad que le generó su posición en la
cancha. Entró poco en juego, recuperó
menos y no pudo hacer lo que mejor sabe
Luis (5):
tuvo un buen primer tiempo, pero sus
problemas de conducta lo llevaron a equivocarse y por tanto dejar un poco en
banda a sus compañeros que estaban haciendo un gran esfuerzo. En el segundo fue la carta que más pesó en
ataque.
Salvador D’Aquila (6): aplicado y ordenado, cumplió con su misión de hacer sombra en
todas las salidas por la izquierda. Con
la pelota, siempre la pasó a un compañero.
Y se llevó un souvenir en la pierna izquierda que mantiene una semana
después. Nada mal para un tipo que ya
pasó los sesenta.
Damián Forlani (6) En el primer tiempo dio lo mejor, aguantando un par de pelotas e
incluso sirviendo alguna habilitación.
Ya en el segundo, el calor pasó factura y salió reemplazado.
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