martes, 10 de diciembre de 2013

En el último partido del 2013 venció 2 a 1 al Von Bismarck

Un clásico del Auf Wiedersehen: terminó el año en buen nivel y con una victoria

Se ha vuelto una costumbre para el Auf Wuedersehen ganar el último partido del año. Pasó en el 2011 (1 a 0 al Fenix Vogel) y en el 2012 (4 a 2 al Von Bismarck). Como en las reuniones típicas de diciembre, siempre se augura una mejora para el próximo torneo. Pero así como el mundo sigue siendo una porquería cuando se hace enero, también el conjunto cruzado retorna a su irregularidad en los campeonatos subsiguientes. ¿Será esta vez diferente?
Bajo un calor abrasador, los dirigidos por Capitán Cula derrotaron otra vez al Von Bismarck por 2 a 1 y alcanzaron los 17 puntos, la segunda mejor marca en la historia. Se sacudió la memoria de los players mientras digerían la Levite y se trajo a la mesa aquel 0 a 0 ante unos muñecos que no pasaban del metro cincuenta. Con esos dos puntitos más, hoy se estaría hablando de la mejor cosecha de porotos en 13 fechas.
Pero bueno. Quedara por un par de meses el buen sabor en el paladar por el buen rendimiento demostrado. Los rivales eran once rugbiers chetos, pero corrían y apretaban bastante. Sin embargo, los once átomodependientes que entraron a la cancha se mantuvieron ordenados los 80 minutos. Con Alejo reventando todo lo que pasaba cerca y con Juanma ganando todas las divididas, el AW no sufrió mucho abajo. De no ser por que casi se desmaya, lo de Luis hubiera sido mucho más picante todavía. Y el mediocampo fue un motorcito. Con eso el conjunto de blanco y celeste cumplía. Pero faltaba la chispa para dar el salto de calidad en el arco de enfrente. Y a lo Riquelme, que te define un partido cada seis meses y el resto del año se la pasa curándose lesiones, apareció Nacho. Si, el Capitán, el que transcurre la semana pensando temas y dibujos tácticos. El que toca dos teclados a la vez y te junta dos marcas para dar el pase al espacio libre. El que se inspira y saca de la galera nuevas melodías y desorienta a los médicos al padecer enfermedades desconocidas. El en esta ocasión delantero recibió un pase preciso denle esta ocasión pelado Mauro. Y definió como los que saben. Como los que saben que van a mandar un centro. Y se atrevió a gritarlo antes y así y todo entró.
Parecía que todo se encaminaría a la victoria. Pero para el segundo tiempo entró El Negro. En dos movimientos dio muestras que era distinto. Y no sólo por el color y el tamaño. Precisión en los pases, gran control del balón, larga trancada para desasnar en un paso al marcador y velocidad misilística para clavar al ángulo un tiro libre y poner el empate.
Era el típico golpe que desanimaba al Olvidensen y todo se hacía cuesta arriba. Pero no. Cinco minutos más tarde, una gran salida de Migue para Gabi, que continuó para Nacho y terminó en los pies de Luis, se convirtió en un penal. El Rubio jugador lo cambio por gol -aunque casi se lo saca el arquero- y puso el 2 a 1.
Después hubo momentos de zozobra. El rival no se rindió y hubo un par de situaciones que pudieron sacarle dos puntos al AW. Pero, aunque a veces más al límite y en otras bien holgados, los relevos funcionaron perfectos. Y así se disimularon bárbaramente las deficiencias individuales que pudieron haber aparecido. El medio continuó armadito, como los antiguos equipos de Bianchi, que se ponían en ventaja y no se lo empataban más. Y arriba, con lo último de aire, se aguantó bien la pelota.
En fin, si este partido hubiera sido un final, el AW tendría la materia aprobada. Habrá que ver si el año que viene, después de la sobredosis de pan dulce, se mantiene en la materia gris de los players todo lo que se mostró en este último encuentro.

Miguel Fernández (6): Nada que hacer en el gol. Fue un disparo a una velocidad de otra categoría. Después estuvo firme y sacó bien. De no ser por el descalabro hacia el árbitro cotidiano, hubiera tenido un puntico más.

Ariel Pina (6): No tuvo grandes problemas en la marca. Acomodó al Panda, que en los primeros minutos andaba medio perdido. Anticipó bastante y sacó bien los laterales.

Alejandro D’Aquila (6): Correcto partido. Como siempre, revoleó todo lo que le pasó cerca. Cubrió bien los costados. Quedará para los próximos años el pase al compañero sin comprometerlo.

Juan Abud (6): Menos mal que se terminó el torneo. Partido a partido se le fue aminorando el efecto “budismo zen” de los calmantes y cada vez fue ganando en agresividad. Por suerte no fue expulsado porque fue fuerte, aunque leal a los cruces, y por que habló, pero no se pasó del límite.

Juan Gori (6): Con el desorden de siempre y el compromiso de que cada tanto aparece para cuando se lo necesita. Garra para compensar la falta de ritmo futbolística y amor propio para tratar de parar al Negro cuando se le venía por su lado.

Panda Rodríguez (6): Silencioso, se paró por derecha, la peleó, marcó y trató de darle buen destino a la pelota. Dentro del buen trabajo del mediocampo, no resaltó, pero se mantuvo siempre ordenado y con eso sobró, teniendo en cuenta que fue su primer partido con el AW.

Mauro Indómito (7): Buen despliegue y claridad para el pase para Nacho en el gol. Si bien el mayor mérito es del delantero, le puso calidad al toque. Después ganó bastante en su sector. Cuando pudo jugar lo hizo y cuando hubo que meter, también.

Lisandro Seppia (7): Gran dupla con Mauro. Se complementaron bien y cuando uno salía, el otro se quedaba. Con su portentoso físico, desparramó a un par de rivales que trataron de sacarle la pelota. Bien de arriba y correcto para mandarse sólo cuando correspondía.

Gabriel Spina (7): Demostró una vez más que cuando está concentrado en el juego y no en la protesta, es otro jugador. Siempre bien ubicado a pesar de que se lo usa siempre en una posición distinta. Dio una mano importante en defensa y cuando pasó al ataque trató de darla con criterio.

Luis Lasaga (6): Concentrado, metido y picante. De no ser por el calor, que lo hizo ahogar a los 10 minutos, hubiera tenido un buen partido. El físico no lo acompañó y por eso no logró terminar bien las jugadas que inició promisoriamente.


Ignacio D’Aquila (9): Encontró su mejor forma cuando se terminó el torneo. Aunque lo aquejó por momentos sus dolencias musculares, rindió como hacía tiempo no se lo veía. Metió un golazo de afuera del área, uno de penal y después la aguantó, la pasó bien, comandó los ataques con criterio y como siempre pegó un par de gritos cuando lo tocaron para que el árbitro cobrara falta. Partidazo.

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