jueves, 3 de enero de 2013

Victoria por 4-2 ante el Von Bismarck

Un clásico del AW: ganó el último partido del torneo y se ilusiona con el próximo

El último partido del campeonato mostró todas las facetas del Auf Wiedersehen.  Empezó con diez, sufrió un desconcierto total, marcó goles, apretó los dientes.  Y finalmente venció. El partido empezó muy complicado.  Una vez más, entró con diez al campo de juego.  No dio un pase bien en los primeros  quince minutos.  Y sufrió dos goles evitables.  Ya con once, luego del segundo tanto, CC miró a los suyos y gritó “¡Ahora empecemos a jugar!”, y él fue el primer ejemplo de eso.  Se puso bien de once y desbordó a más no poder.  Caños, remates y centros dieron vuelta el partido en diez minutos.  Y un segundo tiempo inteligente, marcando con solidaridad y explotando los espacios vacíos, sellaron el resultado que dejó al equipo contento, pero no le permitió olvidar todos los aspectos negativos que hay que cambiar para que el campeonato siguiente sea mejor.

Damián Forlani (6,5): Después del olvidable último partido, entró a la cancha para divertirse.  Sufrió los primeros quince minutos como el resto del equipo, sin poder hacer demasiado para evitar los dos goles.  Pero siguió tranquilo y construyó desde atrás.  Como es costumbre cuando el equipo juega bien, tuvo que salir a cortar fuera del área, y lo hizo con éxito.  Y se llevó a la casa la atajada del semestre, en un mano a mano en el que algunos testigos aseguran que fue una línea paralela perfecta entre el travesaño el césped, sacando a mano cambiada el gol del empate rival.

Ariel Pina (5,5): Se lo extrañó cuando no vino, porque si bien a veces gana y a veces pierde en la marca, siempre propone jugar por abajo y en ataque.  Este partido no fue la excepción.

Pablo Zapata (5): Llegó tarde una vez más, y el equipo lo sintió.  Tardó en acoplarse al juego.  Pero una vez que lo hizo, rindió como siempre.

Pikín (6): Elegancia, rendimiento y prestancia. El dueño del puesto, el jefe de la defensa.

Niquito Sequin (6): El endiablado número tres no participó tanto del juego, pero cuando lo hizo, siempre fue preciso.  Cuando los dos bajen un cambio, con Dieguito pueden hacer una gran batería de ataque por izquierda.  Hizo un cierre fundamental en el primer tiempo.

Gabriel Spina (5,5): Aportó el toque y la entrega de siempre, pero algo golpeado y sin tanto despliegue.

Alejo D’Aquila (7): Volvió a su nivel luego de un partido muy flojo.  Empujó bien en el primer tiempo y en el segundo, cuando todos empezando a cansarse, el pareció multiplicarse.  Dio la asistencia que definió el juego.

Diego Sproviero (5,5): El pibe es todo lo que promete y más.  A veces con alguna laguna, a veces pasado de revoluciones, funciona mucho mejor cuando el equipo le da contención.  Se vaticina figura del campeonato que viene.

Luis Lasaga (6,5): Buen partido del punta veloz, sin tanta participación en ataque en el primer tiempo pero ayudando en la marca, en el segundo le dio aire a sus compañeros con largas corridas, y llegó al gol tras una muy buena definición que sentenció el partido.

Leo (7,5): Gran partido del nueve, juego y presencia.  Convirtió dos goles por estar en el lugar preciso y nunca desconcentrarse.  En el segundo no pudo hacer demasiado, pero su tarea ya estaba cumplida.

Ignacio D’Aquila (9): Partido soñado.  Como todo el equipo, arrancó a los quince del primero, con el tanteador cero dos.  Allí, en su vieja posición de once, desbordó a todo lo que se le presentó adelante.  Tiró un caño enganchado para adentro en velocidad, para tirar un centro-arco que complicó al arquero y dejó servida la pelota a Leo.  El rival sacó del medio, perdió la pelota, la pidió de vuelta y luego de pasar entre dos, remató de afuera del área para clavarla al lado del palo.  Seis minutos después, una nueva corrida hasta el fondo de la cancha, centro de zurda y tres a dos para los de azul.  Quizás lo más destacable fue que luego de mostrarse letal arriba, identificó la única arma que tenían los rivales, un diez habilidoso y encarador, y dedicó el resto del partido a marcarlo, eliminando casi toda posibilidad de empate.   El Capitán, por el equipo.

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