El último partido del campeonato mostró todas las facetas
del Auf Wiedersehen. Empezó con diez,
sufrió un desconcierto total, marcó goles, apretó los dientes. Y finalmente venció. El partido empezó muy
complicado. Una vez más, entró con diez
al campo de juego. No dio un pase bien
en los primeros quince minutos. Y sufrió dos goles evitables. Ya con once, luego del segundo tanto, CC miró
a los suyos y gritó “¡Ahora empecemos a jugar!”, y él fue el primer ejemplo de
eso. Se puso bien de once y desbordó a
más no poder. Caños, remates y centros
dieron vuelta el partido en diez minutos.
Y un segundo tiempo inteligente, marcando con solidaridad y explotando
los espacios vacíos, sellaron el resultado que dejó al equipo contento, pero no
le permitió olvidar todos los aspectos negativos que hay que cambiar para que
el campeonato siguiente sea mejor.
Damián Forlani (6,5):
Después del olvidable último partido, entró a la cancha para divertirse. Sufrió los primeros quince minutos como el
resto del equipo, sin poder hacer demasiado para evitar los dos goles. Pero siguió tranquilo y construyó desde
atrás. Como es costumbre cuando el
equipo juega bien, tuvo que salir a cortar fuera del área, y lo hizo con
éxito. Y se llevó a la casa la atajada
del semestre, en un mano a mano en el que algunos testigos aseguran que fue una
línea paralela perfecta entre el travesaño el césped, sacando a mano cambiada
el gol del empate rival.
Ariel Pina (5,5):
Se lo extrañó cuando no vino, porque si bien a veces gana y a veces pierde en
la marca, siempre propone jugar por abajo y en ataque. Este partido no fue la excepción.
Pablo Zapata (5):
Llegó tarde una vez más, y el equipo lo sintió.
Tardó en acoplarse al juego. Pero
una vez que lo hizo, rindió como siempre.
Pikín (6):
Elegancia, rendimiento y prestancia. El dueño del puesto, el jefe de la
defensa.
Niquito Sequin (6):
El endiablado número tres no participó tanto del juego, pero cuando lo hizo,
siempre fue preciso. Cuando los dos
bajen un cambio, con Dieguito pueden hacer una gran batería de ataque por
izquierda. Hizo un cierre fundamental en
el primer tiempo.
Gabriel Spina (5,5):
Aportó el toque y la entrega de siempre, pero algo golpeado y sin tanto
despliegue.
Alejo D’Aquila (7):
Volvió a su nivel luego de un partido muy flojo. Empujó bien en el primer tiempo y en el
segundo, cuando todos empezando a cansarse, el pareció multiplicarse. Dio la asistencia que definió el juego.
Diego Sproviero (5,5):
El pibe es todo lo que promete y más. A
veces con alguna laguna, a veces pasado de revoluciones, funciona mucho mejor
cuando el equipo le da contención. Se
vaticina figura del campeonato que viene.
Luis Lasaga (6,5):
Buen partido del punta veloz, sin tanta participación en ataque en el primer
tiempo pero ayudando en la marca, en el segundo le dio aire a sus compañeros
con largas corridas, y llegó al gol tras una muy buena definición que sentenció
el partido.
Leo (7,5): Gran
partido del nueve, juego y presencia.
Convirtió dos goles por estar en el lugar preciso y nunca
desconcentrarse. En el segundo no pudo
hacer demasiado, pero su tarea ya estaba cumplida.
Ignacio D’Aquila (9):
Partido soñado. Como todo el equipo,
arrancó a los quince del primero, con el tanteador cero dos. Allí, en su vieja posición de once, desbordó
a todo lo que se le presentó adelante.
Tiró un caño enganchado para adentro en velocidad, para tirar un centro-arco
que complicó al arquero y dejó servida la pelota a Leo. El rival sacó del medio, perdió la pelota, la
pidió de vuelta y luego de pasar entre dos, remató de afuera del área para
clavarla al lado del palo. Seis minutos
después, una nueva corrida hasta el fondo de la cancha, centro de zurda y tres
a dos para los de azul. Quizás lo más
destacable fue que luego de mostrarse letal arriba, identificó la única arma
que tenían los rivales, un diez habilidoso y encarador, y dedicó el resto del
partido a marcarlo, eliminando casi toda posibilidad de empate. El Capitán, por el equipo.
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