sábado, 28 de diciembre de 2013

El clásico de fin de año

PREMIOS CLAUSURA 2013

Quizá Papa Noel no trajo el masajeador capilar de Mauro, ni los tranquilizantes para Gabi y Juanma, ni el kit de tratamiento para dolores musculares de Nacho, ni el átomo desinflamante para Lichi, ni el pulmotor para el segundo pique de Luis y ni siquiera la rodilla nueva para el Mono. Pero por lo menos, algunos de los players del Auf Wiedersehen tendrán algo que festejar, más allá de haber encontrado el Uvasal que se había extraviado. Es momento de una nueva entrega de los Premios al rendimiento deportivo de este semestre.
El balance es bastante positivo. Hubo picos de rendimiento muy altos. Partidos en los que se jugó muy bien y se ganó, otros en los que se mereció más de lo que se llevó y pocos de los que nos bailaron y perdimos. Es decir que pareciera que el plantel estuviera en otro nivel. De esa manera se llegó a los 17 puntos, la segunda mejor marca en un torneo para el AW. Tuvo continuidad un arquero por primera vez, Alejo encontró su lugar como central, en varias ocasiones rindieron los cinco que se pusieron y, aunque a veces anduvo con la pólvora mojada, Edu ocupó con coherencia el puesto de nueve. Si bien a lo largo de los 13 partidos nunca se pudo repetir la formación, la base estuvo.
Con 35º a la sombra no hay mejor ejercicio para hacer que escribir en la compu abajo del aire acondicionado, así, que sin más, comencemos con esta batahola de estadísticas y números que llevarán a algunos a alzarse con un trofeíllo que no les servirá más que para echarle en cara a otro miembro del equipo que jugó más partidos o metió más goles.


PREMIO MARTIN PALERMO (Goleador del equipo):
Eduardo Blanch y Alejandro D’Aquila

Como los pibes que debutan, la rompen, les viene una oferta millonaria de Europa, la rechazan, ilusionan a la hinchada con que van a salir campeones, le toman el gustito a la noche y entonces, de posible reemplazante de Agüero en la Selección, pasan a ser refuerzo de Almirante Brown en el ascenso. El caso de Edu no es tan así. Pero evidentemente llegó a “La Meseta del Segundo Torneo”. Sin tampoco querer emparentarlo con la vida nocturna porque es padre de familia y eso era sólo un caso ejemplificador, el doble del Teto Medina se llevó por segunda vez el premio al goleador. Marcó 5 pepas en once partidos, pero tuvo un promedio inferior al del torneo pasado (pasó de 0,72 a 0,45). También en el rendimiento anduvo un poco más flojo, pero sin lugar a dudas, sigue siendo uno de los puntales del equipo.
A lo Gabriel Mercado cuando estaba en Estudiantes, como Guillermo Burdisso cuando parecía jugador de fútbol en Arsenal o al estilo de Osvaldo Barsottini en Gimnasia, como para dar un ejemplo del ascenso. Este fue un torneo para poner a Alejandro D’Aquila en tu equipo del Gran DT. El CETEC boy venía metiendo un gol por año. El que le tocaba hacer en 2013 lo marcó en un partido en el que arrancó de central. Fue una señal para el Capitán Cula. En este campeonato se afianzó como defensor, se miró 50 DVD’s de jugadas de pelota parada de Caruso y en cada partido fue a buscar al área rival. Así consiguió 5 tantos y al cierre de este torneo, pasaba al 6º puesto de la tabla histórica de goleadores.


PREMIOS MAURO LASPADA (El que más tarjetas recibió)
Gabriel Spina

Si bien el de las tarjetas es el dato menos creíble, ya que la página oficial es un desastre y al periodista oficial del equipo se le olvida quien está amonestado al segundo pique, se puede afirmar que Gabriel Spina se llevó el premio con holgura. Recibió, por lo menos lo que está registrado, 3 amarillas y 2 rojas. Aunque, dicen, la acumulación podría ser mayor. En la 1ª fecha no hizo falta que le mostraran la roja, pero se tuvo que ir antes del final. Reincidió en la 6ª, aunque ahí sí parece que vio el cartón colorado. No es tan pegador como otros animalitos que tenemos en la defensa. Lo de él sería más de “discutidor”. Lo cierto es que más allá de los árbitros malos o pésimos que nos puedan tocar, el ahora Polifuncional Oficial del equipo se llevó el Laspada por segunda vez consecutiva.


PREMIO JAVIER ZANETTI (El que más partidos jugó):
Alejandro D’Aquila y Miguel Fernández

El hermano de Nacho es un permanente luchador de este premio desde la fundación del equipo. Nunca le duele nada, nunca tiene un compromiso más importante un sábado a la mañana, siempre se despierta y llega a tiempo y varias veces no le computan las amarillas que recibe, por lo que no tiene que purgar sanciones. En este semestre no hubo viaje, así que no faltó nunca. Por 4ª vez el ex banfileño y ahora lomense de pura cepa se lleva la estatuilla que no trae tendón de Aquiles.
Por primera vez, un mismo arquero participó en todos los partidos del campeonato. Pieza importante para aspirar a algo importante con el equipo, ni la moto, que un día dijo basta, hizo que perdiera la asistencia perfecta. Participó de los 12 partidos, recibió 20 tantos y mantuvo la valla invicta en 4 ocasiones. Además, metió un par de salidas a lo Chilavert que asustaron a más de uno, pero siempre las resolvió bien.



PREMIO JUAN ROMAN RIQUELME (El que más asistencias dio):
Mauro Indómito

¿Se habrá acordado Alejo de dejarle algún presente bajo el arbolito al chofer de Edu? Porque 3 de los tantos marcados por A. D’Aquila nacieron de los pies de Indómito. El muchacho al que no se reconoce si se deja crecer el pelo se empezó a hacer cargo de las pelotas paradas y no defraudó. Ese tándem fue el más repetido y productivo. Además le hizo hacer un gol a Blanch y otro a I. D’Aquila. Así redondeó 5 asistencias en todo el campeonato.


PREMIO DIEGO MARADONA (El que mejor promedio de puntos tuvo)
Alejandro D’Aquila

Lo esperaba más que el ajuste por inflación de su sueldo. Se la había escapado a fines de 2012 de manera poco clara. Pero llegó. No alcanzó los 6,36 de Guillermo Sánchez, un crack de antaño que sigue degustando alcoholes pero ahora en Brasil. Sin embargo, promedió 6,13 y con eso se coronó como el mejor jugador del Clausura 2013. Se destapó como goleador y eso fue clave para darle un empujón a su ya muy buen desempeño en la zaga. Fue elegido figura en 5 ocasiones y alcanzó su pico de rendimiento en la 4ª fecha, en la que fue calificada con un 8. Así, uno de los jugadores que más presencias tiene con la camiseta del AW va a poder decir que le agregó algo de calidad a la cantidad.

En cuanto al equipo, el mejor partido, por lo menos desde el punto de vista de lo que califican, fue en la 8ª fecha (entre los 13 que jugaron promediaron 6,69 puntos) que fue victoria ante el Saarbrucken por 3 a 0. ¿El peor? El baile que nos dio el Bauer en la 1ª fecha. Fue derrota por 7 a 2 y apenas se promedió 3,75 puntos.

martes, 10 de diciembre de 2013

En el último partido del 2013 venció 2 a 1 al Von Bismarck

Un clásico del Auf Wiedersehen: terminó el año en buen nivel y con una victoria

Se ha vuelto una costumbre para el Auf Wuedersehen ganar el último partido del año. Pasó en el 2011 (1 a 0 al Fenix Vogel) y en el 2012 (4 a 2 al Von Bismarck). Como en las reuniones típicas de diciembre, siempre se augura una mejora para el próximo torneo. Pero así como el mundo sigue siendo una porquería cuando se hace enero, también el conjunto cruzado retorna a su irregularidad en los campeonatos subsiguientes. ¿Será esta vez diferente?
Bajo un calor abrasador, los dirigidos por Capitán Cula derrotaron otra vez al Von Bismarck por 2 a 1 y alcanzaron los 17 puntos, la segunda mejor marca en la historia. Se sacudió la memoria de los players mientras digerían la Levite y se trajo a la mesa aquel 0 a 0 ante unos muñecos que no pasaban del metro cincuenta. Con esos dos puntitos más, hoy se estaría hablando de la mejor cosecha de porotos en 13 fechas.
Pero bueno. Quedara por un par de meses el buen sabor en el paladar por el buen rendimiento demostrado. Los rivales eran once rugbiers chetos, pero corrían y apretaban bastante. Sin embargo, los once átomodependientes que entraron a la cancha se mantuvieron ordenados los 80 minutos. Con Alejo reventando todo lo que pasaba cerca y con Juanma ganando todas las divididas, el AW no sufrió mucho abajo. De no ser por que casi se desmaya, lo de Luis hubiera sido mucho más picante todavía. Y el mediocampo fue un motorcito. Con eso el conjunto de blanco y celeste cumplía. Pero faltaba la chispa para dar el salto de calidad en el arco de enfrente. Y a lo Riquelme, que te define un partido cada seis meses y el resto del año se la pasa curándose lesiones, apareció Nacho. Si, el Capitán, el que transcurre la semana pensando temas y dibujos tácticos. El que toca dos teclados a la vez y te junta dos marcas para dar el pase al espacio libre. El que se inspira y saca de la galera nuevas melodías y desorienta a los médicos al padecer enfermedades desconocidas. El en esta ocasión delantero recibió un pase preciso denle esta ocasión pelado Mauro. Y definió como los que saben. Como los que saben que van a mandar un centro. Y se atrevió a gritarlo antes y así y todo entró.
Parecía que todo se encaminaría a la victoria. Pero para el segundo tiempo entró El Negro. En dos movimientos dio muestras que era distinto. Y no sólo por el color y el tamaño. Precisión en los pases, gran control del balón, larga trancada para desasnar en un paso al marcador y velocidad misilística para clavar al ángulo un tiro libre y poner el empate.
Era el típico golpe que desanimaba al Olvidensen y todo se hacía cuesta arriba. Pero no. Cinco minutos más tarde, una gran salida de Migue para Gabi, que continuó para Nacho y terminó en los pies de Luis, se convirtió en un penal. El Rubio jugador lo cambio por gol -aunque casi se lo saca el arquero- y puso el 2 a 1.
Después hubo momentos de zozobra. El rival no se rindió y hubo un par de situaciones que pudieron sacarle dos puntos al AW. Pero, aunque a veces más al límite y en otras bien holgados, los relevos funcionaron perfectos. Y así se disimularon bárbaramente las deficiencias individuales que pudieron haber aparecido. El medio continuó armadito, como los antiguos equipos de Bianchi, que se ponían en ventaja y no se lo empataban más. Y arriba, con lo último de aire, se aguantó bien la pelota.
En fin, si este partido hubiera sido un final, el AW tendría la materia aprobada. Habrá que ver si el año que viene, después de la sobredosis de pan dulce, se mantiene en la materia gris de los players todo lo que se mostró en este último encuentro.

Miguel Fernández (6): Nada que hacer en el gol. Fue un disparo a una velocidad de otra categoría. Después estuvo firme y sacó bien. De no ser por el descalabro hacia el árbitro cotidiano, hubiera tenido un puntico más.

Ariel Pina (6): No tuvo grandes problemas en la marca. Acomodó al Panda, que en los primeros minutos andaba medio perdido. Anticipó bastante y sacó bien los laterales.

Alejandro D’Aquila (6): Correcto partido. Como siempre, revoleó todo lo que le pasó cerca. Cubrió bien los costados. Quedará para los próximos años el pase al compañero sin comprometerlo.

Juan Abud (6): Menos mal que se terminó el torneo. Partido a partido se le fue aminorando el efecto “budismo zen” de los calmantes y cada vez fue ganando en agresividad. Por suerte no fue expulsado porque fue fuerte, aunque leal a los cruces, y por que habló, pero no se pasó del límite.

Juan Gori (6): Con el desorden de siempre y el compromiso de que cada tanto aparece para cuando se lo necesita. Garra para compensar la falta de ritmo futbolística y amor propio para tratar de parar al Negro cuando se le venía por su lado.

Panda Rodríguez (6): Silencioso, se paró por derecha, la peleó, marcó y trató de darle buen destino a la pelota. Dentro del buen trabajo del mediocampo, no resaltó, pero se mantuvo siempre ordenado y con eso sobró, teniendo en cuenta que fue su primer partido con el AW.

Mauro Indómito (7): Buen despliegue y claridad para el pase para Nacho en el gol. Si bien el mayor mérito es del delantero, le puso calidad al toque. Después ganó bastante en su sector. Cuando pudo jugar lo hizo y cuando hubo que meter, también.

Lisandro Seppia (7): Gran dupla con Mauro. Se complementaron bien y cuando uno salía, el otro se quedaba. Con su portentoso físico, desparramó a un par de rivales que trataron de sacarle la pelota. Bien de arriba y correcto para mandarse sólo cuando correspondía.

Gabriel Spina (7): Demostró una vez más que cuando está concentrado en el juego y no en la protesta, es otro jugador. Siempre bien ubicado a pesar de que se lo usa siempre en una posición distinta. Dio una mano importante en defensa y cuando pasó al ataque trató de darla con criterio.

Luis Lasaga (6): Concentrado, metido y picante. De no ser por el calor, que lo hizo ahogar a los 10 minutos, hubiera tenido un buen partido. El físico no lo acompañó y por eso no logró terminar bien las jugadas que inició promisoriamente.


Ignacio D’Aquila (9): Encontró su mejor forma cuando se terminó el torneo. Aunque lo aquejó por momentos sus dolencias musculares, rindió como hacía tiempo no se lo veía. Metió un golazo de afuera del área, uno de penal y después la aguantó, la pasó bien, comandó los ataques con criterio y como siempre pegó un par de gritos cuando lo tocaron para que el árbitro cobrara falta. Partidazo.

lunes, 9 de diciembre de 2013

El AW perdiò ante el Heidenhein 1846 por 1 a 0

Un partido que se escapó por poco con un equipo armado a los apurones

Cada final de campeonato conlleva varios contratiempos que el Auf en su tercera temporada ininterrumpida conoce bien: lesiones, suspensiones, deserciones y esposas rabiosas que piden a gritos actividades de fin de semana que no incluyan esposos muertos de cansancio.
Todo  esto pasó en la anteúltima fecha, en la que faltaron, entre otros, Pikín, Dieguito y Fede.  Y Ariel sufrió los avatares de no tener alguien que lo despierte.  Al agotar la cantera de inferiores, el recurso fue utilizar a los vitalicios: un viejo conocido como Forlani, ahora en su rol de número nueve, y un nuevo D’Aquila –que también tenía partidos en primera del Auf-, esta vez el padre de los dos energúmenos que juegan habitualmente.
El armado de la formación inicial se hizo entre todos y se decidió privilegiar características individuales por sobre el dibujo.  Se optó por primera vez por una línea de tres en el fondo, con Juanma, Alejo y Gabi; tres en el medio (Lichi, Mauro y Nacho); dos “externos” (Luis y Edu) y la veteranía arriba.
La premisa en la charla previa fue muy clara: solidaridad y determinación para disfrutar el partido y tratar de conseguir los tres puntos.  La actitud fue clave y el desarrollo del partido, aún cuando difícil, fue favorable para el equipo, que defendió muy bien y contó con chances claras como para llevarse el match.  Entre el cansancio y el infortunio,  a cinco minutos del final  llegó el gol que sellaría la derrota, producto de un corner.
De todas formas el balance fue positivo, y constructivo, si se mantienen los valores de fondo para construir un mejor equipo de cara a la temporada 2014.

Miguel (5,5): tuvo un par de muy buenas tapadas.  En las salidas, equivocó el camino diseñado por el entrenador.  La pelota del gol entró en un ángulo, lejos de sus guantes nuevos.

Gabi (6): si bien no tuvo tanto trabajo como el sector izquierdo, tuvo que laburar mucho para conservar el orden.  No pudo hacer gala de su buen manejo.

Alejo (6,5): sacó de arriba y de abajo. Ordenó bien la línea de tres, incluso para muchas veces jugar al achique.  Contó con su chance habitual de cabeza (él mismo se lamentó diciendo “esta era fácil”) y a eso le sumó una con los pies, que pegó en el palo y salió.

Juanma (6,5): junto con Nacho, el pimer tiempo fue de gran sacrificio y entrega.  Por la disposición de las dos líneas de tres, iban a tener mucho trabajo.  Pero eso se profundizó al enfrentar un equipo en el que por lo menos cinco jugadores podían cambiar de frente con facilidad –cosa no habitual en la liga.  De todas formas, se asumió la tarea y se defendió casi sin fallas.  Y el segundo tiempo continuó con la habitual entrega.

Lichi (4): los avatares de la noche anterior –en la que tuvo que trabajar y se descontroló un poco- le pasaron factura por primera vez en el campeonato.  Abatido de entrada, encima le tocó un partido atípico, en el que hubo que correr mucho y le tocó un compañero de banda (Edu) que no está acostumbrado a jugar en esa posición.  Para colmo de males, dos terribles ampoyas en los pies le impide caminar con normalidad.

Mauro (6): se bancó como pudo la mitad de la cancha solo.  Justo en el partido que más dispuesto estuvo a combinar por abajo, no tuvo los socios adecuados.  Pero recuperó ritmo de otros tiempos.

Nacho (6,5): sacrificado como nunca, en el primer tiempo junto con Juanma corrió a dos , tres y hasta cuatro rivales a la vez.  Como Lichi, sufrió la dificultad del “externo” (Luis en este caso) en acoplarse.  En el segundo tiempo  tuvo más la pelota en los pies, recibió varias faltas e hizo una gran jugada desde la mitad de la cancha pasando a tres –caño incluído- que terminó con una falta cerca del área, pobremente ejecutada por Mauro.

Edu (4,5): toda su voluntad no lo ayudó en la dificultad que le generó su posición en la cancha.  Entró poco en juego, recuperó menos y no pudo hacer lo que mejor sabe

Luis (5): tuvo un buen primer tiempo,  pero sus problemas de conducta lo llevaron a equivocarse y por tanto dejar un poco en banda a sus compañeros que estaban haciendo un gran esfuerzo.  En el segundo fue la carta que más pesó en ataque.

Salvador D’Aquila (6): aplicado y ordenado, cumplió con su misión de hacer sombra en todas las salidas por la izquierda.  Con la pelota, siempre la pasó a un compañero.  Y se llevó un souvenir en la pierna izquierda que mantiene una semana después.  Nada mal para un tipo que ya pasó los sesenta.

Damián Forlani (6) En el primer tiempo dio lo mejor, aguantando un par de pelotas e incluso sirviendo alguna habilitación.  Ya en el segundo, el calor pasó factura y salió reemplazado.


Ariel (5): más allá de la penalización por llegar tarde, el cambio aportó frescura para un equipo en el que las piernas empezaban a fallar.