lunes, 2 de julio de 2012

El AW goleó 4 a 2 al Luckau

Buen rendimiento y goleada para despedir el campeonato con una sonrisa

Otra vez llegó un final de campeonato y una despedida para entusiasmarse con lo que puede venir. La victoria ante el Luckau por 4 a 2 fue contundente y el rendimiento, alentador. Habrá que ver cómo se mantiene el plantel para el torneo que viene, pero hubo un par de incorporaciones clave que explican la alevosa levantada. Primero el arquero. Hasta ahora, los que se pusieron debajo de los tres palos tenían la cabeza puesta en que en el segundo tiempo iban a jugar. Ahora, Damián sabe que vino a ocupar el arco los 80 minutos, lo que le da tranquilidad al equipo. La otra clave fue el ingreso de Carro. Con él en la mitad, Alejo jugó más liberado. Entonces, el barbudo parecido al Checho Batista, llegó más al área, asistió y conviertió. Es cierto, parece que tiene el triángulo trabado y nunca da un pase al costado para favorecer la circulación. Pero  bueno, de las 325 habilitaciones que da por partido, alguna va a parar a algún delantero que la mete. Armados de esa forma, la sensación de firmeza fue superior. Por eso, aunque no tuvimos un equipo preparado para tener la pelota, dio la sensación de que la defensa no iba a pasar demasiados sobresaltos. Menos cuando Nacho le puso de emboquillada una asistencia a Alejo para abrir el marcador. Las pocas situaciones de zozobras sobre el arco de Damián pasaron por la izquierda. Poco afirmado, Avillaneda sufrió un poco por su costado y obligó a Pato a realizar un par de cruces heróicos. Por el otro lado, con Pina y Gori era difícil que los rivales transitaran con comodidad.
En el segundo tiempo se mantuvo el orden. Guille, que siempre hizo un trabajo importante molestando en la salida, tuvo su recompensa: aprovechó un mal pase del arquero y remató con muchísima precisión para clavarla en el ángulo. El karma de la pelota parada tuvo un nuevo capítulo en el último partido del campeonato. Aunque esta vez ayudado por un doble error arbitral. A la, por lo menos, discutible decisión de cobrar un indirecto porque Avillaneda la pidió sin rivales alrededor, se le sumó un claro offside cuando uno de ellos se la peinó al muchacho que definió. Pero a diferencia de otros partidos, el gol en contra no generó nerviosismo en el equipo. Al contrario. Levantó el nivel Juanma y apareció desde el banco Luis. Uno se hizo un festín por la izquierda y el otro entró fresco para definir el encuentro. El tercer gol fue a lo Rambert: calidad para levantarle la pelota al defensor que se barría y vaselina por arriba del arquero. Golazo. El cuarto fue a lo Palermo: le pegó al bulto, rebotó en dos defensores, pero entró. El penal hecho por Monti (no es la primera vez que va a trabar con la cabeza) no modificó lo planes ni alteró el ánimo. El descuento no empañó la alegría en la despedida, la cual, al igual que a fines del año pasado, deja buenas expectativas para el torneo que viene. Esperemos que esta vez se cumplan.

Damián Forlani (6): ordenó la defensa, cortó muy bien un centro y en general sacó bien.  El primer gol rival –en off side-, estuvo cerca de taparlo, pero todavía le falta distancia.  En la previa del penal intuyó bien la punta pero se arrepintió a último momento.
Ariel Pina (6): algo dubitativo en el primer tiempo, en el segundo estuvo firme, cerrando la cancha cuando correspondía, marcando su punta en otras oportunidades, basándose en su fuerte: el anticipo.
Patricio Monti (6): Bien en el juego de arriba y sobrando.  Hizo un corte providencial a lo Mascherano sobre una banda que era chance clara de gol.  Quizás le queda pendiente tener más voz de mando sobre la última línea.
Francisco Ingleson (6): el jugador elegante de la defensa, le tocó jugar más retrasado.  Bien en el plano defensivo, en varias se animó a tocar y en una jugada llegó hasta el área rival.
Ezequiel Avillaneda (6): cada vez más cerca de su estado físico ideal, va tomando ritmo de juego.  Con más confianza en el pase, acertó y erró.  Pero estuvo firme en la marca y más allá de cómo termine, hizo siempre lo que la jugada le pedía.
Juan Gori (6): De a poco le va tomando el gusto a la posición de volante por la derecha.  Algo desordenado en el primer tiempo, en el segundo quitó mucho más, en sintonía con toda la mitad de la cancha.  En ataque, siempre se mostró, pero entró poco en juego porque el equipo se volcó más por la izquierda.
Fernando Carro (8): De gran partido anterior, en este tenía la difícil tarea de hacerse cargo de la mitad de la cancha.  A pesar de su propia desconfianza inicial, nunca dudó en tomar la responsabilidad dada por el DT.  Y esa seguridad se transmitió en el juego: siempre bien ubicado, cortó muchísimo, tanto en la mitad como cerrando a espaldas de defensores y volantes.  De arriba y de abajo, casi no cometió faltas.  Y si bien en el primer tiempo amagó con toser un pulmón, nunca se notó su cansancio.  Actitud, compromiso y buen juego para la figura del partido.  Lamentablemente, parece que vuelve al turno noche en su trabajo, por lo que a pesar de los esfuerzos del Auf Wiedersehen para contar con el en la próxima temporada, el panorama no es alentador.
Juan Abud (8): Ordenado y contenido en la primera parte.  Una furia en el segundo tiempo.  Marcó muchísimo, hizo jugar a Aleha y el Mono y tiró varias de sus diagonales endiabladas.  Si sus compañeros hubiesen estado un poco más precisos, se hubiese hecho un festín. Como bonus, su temperamento parece estar controlado en comparación a las primeras fechas.
Alejo D’Aquila (7): con la espalda contenida por Fernando, pudo hacer lo que más le gusta, que es participar del juego en ataque.  Abrió el marcador con un gran gol, que incluyó pared y desborde, más capitalización de una gran asistencia, cosa difícil por el césped y la pelota mojada.  Por momentos, parecía empecinado en tirar asistencias, cuando tenía compañeros cerca para jugar en corto.  Pero contó con alguna chance más de gol y siempre fue posibilidad de pase.  Una vez más se comprobó que si bien juega en otras posiciones porque puede hacerlo y el equipo lo necesita, lo suyo es el juego en ofensiva.
Ignacio D’Aquila (5): arrancó muy bien el partido, con un par de paredes, y una gran asistencia que incluyó pausa y empalada por encima de los centrales para que le quedara mansita a su hermano para la definición.  Pero de ahí fue todo cuesta abajo: tuvo un mano a mano en el que se apuró en definir por arriba cuando podría haber avanzado.  Y otra jugada de riesgo en la que tardó en el control del balón, le quedó un poco atrás e hizo lucir al arquero.  En el segundo tiempo vio que el partido estaba más para la explosión de Lasaga, por lo que el cambio en su rol de DT fue su mejor decisión.
Guille Sánchez (7): su mejor partido sin dudas de un torneo flojo.  Jugó tranquilo, para el equipo, aguantando, pivoteando y yendo arriba.  Muy atento ante una fallida salida del rival, definió espectacularmente para dar más tranquilidad al tanteador.  Tuvo alguna chance más cuando entró Luis, que eligió definir él en lugar de dar el pase al medio.  Salió porque había dejado todo.
Luis Lasaga (7): su entrada, si bien conceptualmente acertada, parecía tambalear al verlo ingresar en la cancha: con las mangas cubriéndole las manos y con chuchos de frío.  Pero fue paciente cuando las primeras bolas no salían y en la primera contra profunda, se la punteó al central que pifió como Schiavi frente a Independiente, fue de frente al arco y lo que podía confundirse por duda fue la calma antes de la genialidad: cucharita por encima del arquero y a cobrar.  Con mayor confianza intentó bien y mal, no ayudó tanto en la defensa y llegó al segundo gol luego de intentar un pase a Guille que fue interceptado y de un par de carambolas.

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