El partido se puede dividir claramente en primer tiempo y segundo
tiempo, teniendo casi nada de correlación uno con otro.
Se vio la mejor primera parte en mucho tiempo del Olvidensen. Juego asociado, salidas rápidas y prolijas,
profundidad en ataque. Lamentablemente,
en un déficit que se repite, los goles no llegaron. Jugadas claras sin resolución. No demasiados sobresaltos en el arco
propio. Y un primer tiempo que se fue
sin la recompensa merecida.
El segundo tiempo llevó el signo de la fatalidad a cada acción. Primero con un tiro libre excelentemente
ejecutado por un rival pero desde una larga distancia que se convirtió en el
0-1. Luego, en una jugada desafortunada,
Diego, uno de los puntos altos, se dislocó el codo, cosa que sacó un poco de
partido a todos. Luego, en una jugada
confusa, un rival se negó a ir a buscar una pelota y dentro los insultos
generales, doble amarilla a Juanma. Y
desde ese corner, el 0-2. Partido casi
cerrado, pero quedaba lo peor: la imagen de un equipo que todavía no sabe
llevar las adversidades y la sensación de que primero hay que aprender a perder
como equipo para luego saber ganar como tal.
Alejandro Encisa
(3): en el primer tiempo zafó de que lo cobraran un penal en contra. En el segundo, si bien el tiro libre hizo una
comba perfecta, la distancia desde la que fue pateado le da cierta
responsabilidad. Y después perdió la
cabeza, poniéndose de contra a sus propios compañeros que estaban dejando todo
con un hombre menos.
Juan Abud (4):
Había jugado bien en la línea de tres. Lamentablemente, la actuación se vio
opacada por una jugada en la que –exageradamente- lo echaron.
Alejandro D’Aquila
(6): Viene jugando un muy buen
torneo. Pero cuando el equipo pierde el
orden, se ve obligado a la heroica todo el tiempo y a repartir patadas.
Nicolás Armagno
(5,5): rindió bien en la improvisada línea de tres, aunque faltó un poco de
salida.
Rubén Guerrero (6): en
el primer tiempo confundió un poco los caminos: cuando el equipo la pasaba por
abajo, abusó del pelotazo. Pero siempre
participó y empezó a jugar cada vez mejor.
Si ya se había jugado por el equipo pasando al medio, en el segundo con
uno menos pasó a jugar de 4-8 en un esfuerzo encomiable.
Gabriel Spina (6):
gran partido del cinco. Dando muestra de
lo que puede ser su mejor nivel.
Ordenado, pivoteando a defensores y mediocampistas, de frente al arco
jugando a un toque. Terminó acalambrado.
Diego Sproviero (6): uno de los puntales de las jugadas ofensivas,
generando en ataque, decidiendo bien cuando había que jugar rápido y cuándo hacer
la personal. La lesión lo privó de
terminar un partido que pintaba para muy bueno.
Luis Piralli (4): flojo partido del que se suponía, debía enganchar. Empezó bien el primer tiempo jugando corto con los compañeros. Pero en el segundo cayó en los vicios de no correr, tirar caños porque sí, en incluso dejar de jugar, pidiéndole al referí que termine el partido.
Luis Piralli (4): flojo partido del que se suponía, debía enganchar. Empezó bien el primer tiempo jugando corto con los compañeros. Pero en el segundo cayó en los vicios de no correr, tirar caños porque sí, en incluso dejar de jugar, pidiéndole al referí que termine el partido.
Daniel Diaz
(5): sus habilidades son conocidas, pero
esta vez no supo leer el partido.
Contrariamente a Diego, eligió la individual cuando el partido pedía
otra cosa. Desperdició dos buenas
pelotas paradas. Y en el segundo tiempo
se enojó y no participó más.
Lichi Seppia
(6): dentro del planteo de Hernán, jugó
muy bien. Alternó posiciones de ataque,
resolvió lo que las jugadas iban pidiendo, y nunca dejó de intentar. Faltó algo de movilidad, sobre todo en la
segunda mitad.
Nacho D’Aquila
(6): participó en la mayoría de las jugadas del primer tiempo, sobre todo por
la banda izquierda. Y en el segundo, fue
de los pocos que generó aún cuando el partido parecía irremediablemente
perdido.
Guille
Gardezabal (4): flojo partido del Cóndor, que nunca entró en ritmo, y además le
tocó el desconcierto generalizado del segundo tiempo.
Luis Lasaga
(-): lamentablemente, el porteño debió
acompañar a Dieguito al hospital, por lo que no pudo ingresar.